Compañeras del estío, responsables de custodiar soportales, corredores y cornisas año tras año desde sus nidos y meridianas viajeras de lontananza.

Al amanecer relataran historias de tierras lejanas, de regresos a un hogar al que añoran y del que nunca se terminan de marchar. La golondrina común (Hirundo rustica) representa ese equilibrio entre lo apasionante del viajero nómada y la nostalgia de quien permanece lejos del hogar. Una especie emblemática que ha establecido una fuerte vinculación con los núcleos urbanos. Tanto es así que no encontramos poblaciones de esta ave en entornos totalmente asilvestrados.

Curiosamente, pese a la conexión histórica con las construcciones y actividades humanas, hemos tardado mucho tiempo en describir sus fascinantes viajes. Actualmente sus poblaciones se encuentran en retroceso debido principalmente a la agresividad de los nuevos sistemas de producción y consumo.